domingo, 12 de julio de 2020

"El río Guadalquivir y el origen de nuestra civilización andaluza" por A...



"Si el nombre del río más grande de Andalucía proviene del árabe andalusí, Guadalquivir; el de nuestra montaña más imponente, Mulhacén; el de nuestro templo más universal, Mezquita de Córdoba; y el de nuestro palacio más hermoso, Alhambra... Que no digan que Flamenco proviene de Holanda."

domingo, 7 de junio de 2020

Isla Mágica abrirá el próximo 4 de julio.


Siguiendo las indicaciones de las autoridades competentes tras la declaración del estado de alarma por parte del Gobierno, Isla Mágica se ha visto obligada a suspender su actividad y a aplazar su fecha de apertura hasta el 4 de julio de 2020.
Isla Mágica está adoptando todas las recomendaciones y medidas establecidas por las autoridades para garantizar la salud y seguridad de sus empleados, clientes, proveedores y colaboradores y contribuir de esta manera a la no propagación del virus en nuestra población.
Desde Isla Mágica queremos agradecer la comprensión y solidaridad de todos ellos y les mantendremos informados puntualmente de cualquier novedad a través de nuestra página web y las redes sociales.

https://www.islamagica.es/informacion-importante/

El viernes 12 de Junio 2020 vuelve a abrir Mundopark

El viernes 12 de Junio 2020 abrimos el parque después del Covid19
Estamos deseando de que llegue esta fecha para veros
Durante el cierre del parque por el covid 19 hemos tenido nacimientos de nuevos miembros
Estamos deseando que los conozcáis
El horario será 10.00 a 18.00

miércoles, 20 de mayo de 2020

¿Conocías la historia del Motín del "PENDÓN VERDE", o Motín de la "CALLE FERIA"?


Es una de las historias más importantes del barrio!
Te la contamos:
- En el año 1521 hubo un motín en Sevilla, más concretamente en la Calle Feria, que tomó grandes proporciones llegando a amenazar seriamente a la población.
Fue un alzamiento de la gente de la calle y tuvo su origen en la falta de alimentos. El pan faltó y el hambre hizo mella en la población, sobre todo en los barrios pobres de la ciudad y sus habitantes vivieron fechas desesperadas.
En la Sevilla de los siglos XVI y XVII, vivían muchos ricos en la abundancia mientras otros morían de hambre y se quedaban sin casas, pues los caseros los echaban a las calles. Eran personas olvidadas de la sociedad.
El día 8 de Marzo de 1521 estos olvidados, estallaron en cólera, y encabezados por Antón Sánchez (carpintero de la calle Feria) se alzaron en motín junto con vecinos de San Gil, San Martín y otras parroquias, y nombraron una comisión para hablar con el caballero Perafán, mientras en las calles crecía el bullicio y cada vez más gente acudió a la calle Feria. Desde el Ayuntamiento (situado antes detrás de la Catedral, en la Plaza Virgen de los Reyes) se calmaba a la población ofreciéndoles trigo, pero la población no escuchó, pensando que era otra más de las mentiras de este.
Cada vez más barrios se unían a este motín que comenzaba a ser incontrolable, y con piedras y palos fueron al ayuntamiento solicitando comida a gritos. Como insignia portaban un estandarte guardado en Omnium Sactorum , estandarte que Alfonso X el sabio había incautado a los almohades en la batalla de Boabdil en 1483, y que desde esta revuelta pasó a llamarse por su color verde, el estandarte del "Pendón Verde".
Tal era el escándalo que muchas personas notables de Sevilla como el Marqués de la Algaba intercedió y trató de pacificar a los amotinados, todo parecían haberse calmado cuando entonces el "Asistente" en Sevilla de Carlos I de España (V deAlemania) seguramente asustado por comprarlo con el levantamiento popular de Castilla durante esas fechas, envió tropas a la calle Feria para prender a algunos vecinos diciendo que tendría que ahorcarlos (qué por vida del Rey que los tenía que ahorcar!), pero los vecinos no se dejaron avasallar y el día 9 se reprodujeron los alborotos.
La gente irritada se echó a la calle lanzando desaforados gritos y corrieron hacia el Palacio del Marqués de la Algaba, pidiendo el cumplimiento de la palabra dada, el marqués la renovó y dijo que moriría si no la cumplía y para ello mandó a su hijo Luis a hablar con las autoridades. No se quisieron fiar, y convocaron a un numero mayor de personas, La gente del pueblo cercaron la cárcel llevando ballestas y espadas más cuatro piezas de artillería que cogieron de la casa del Duque de Medina Sidonia, rompieron puertas y ventanas y dieron libertad a los presos de la Carcel Real.
Los sucesos tuvieron su término el día 10 de Marzo, librándose una verdadera batalla por las calles entre el pueblo hambriento, y entre autoridades y nobles de la ciudad, con unos resultados que fueron funestos para los amotinados pues la fuerza armada los venció en la refriega y muchos infelices murieron.
Los nobles y poderosos no contentos con el triunfo, dieron un paso más, pues ahorcaron a muchos inocentes y desgraciados, tanto a hombres como a mujeres. Los cuatro cabecillas fueron decapitados y expuestas sus cabezas en la ventana principal de lo que hoy conocemos como el "Palacio de los Marqueses de la Algaba"
Desde entonces todos los años cuando se acerca la procesión de la "Virgen de todos los Santos" se puede observar como desde Omnium Sanctorum luce una entre muchas banderas en la parroquia, una bandera verde con tres lunas blancas, la bandera del Pendón Verde, la bandera del Motín de la Calle Feria, que para muchos historiadores la antecesora de la bandera de Andalucía.

martes, 12 de mayo de 2020

Oficina Virtual de Turismo de Sevilla

Bienvenidos/as a la Oficina Virtual del Consorcio de Turismo de Sevilla
En esta oficina virtual ponemos a su disposición el servicio de información turística de forma telefónica, telemática y a través de nuestras redes sociales.
¿En qué podemos ayudarle?
Bloque
El servicio de información turística está operativo y a su disposición:
Días:
Lunes a viernes (atención telefónica y telemática)
Horario:
09:00h a 19:30h.
Atención telefónica:
955 471 277 | 955 471 232 | 955 471 216
Email:
visitasevilla@visitasevilla.es

Pueden seguirnos en:
Facebook | Instagram | Twitter | LinkedIn

lunes, 16 de marzo de 2020

La almohade Hisn al-Faraÿ (San Juan de Aznalfarache)


Ash-Shaqundî, asistió a las tertulias del califa al-Mansûr, constructor de Aznalfarache


Escasas son las construcciones almohades conservadas en la Península. Sobre ellas destaca señera, material y artísticamente, la Giralda, el gran alminar de la mezquita mayor sevillana levantada a fines del siglo XII.
De las obras militares de esa dinastía, han sido estudiados detenidamente los restos de las cercas de Écija, Cáceres y Ba­dajoz y las torres y muros con que se reforzó la almorávide de Sevilla. En cambio, apenas si mereció mención el vasto recinto de Aznalfarache, próximo a Sevilla, al que ni siquiera aluden la mayoría de las guías y publicaciones consagradas a describir la gran ciudad andaluza.
Extraña que los sevillanos no se dieran cuenta hasta no hace mucho de las excelentes condiciones -altura sobre la vega, dilatadas vistas, temperatura más benigna en verano que en la ciudad- del cerro de Aznalfarache, a media legua aguas abajo y en la orilla derecha del Guadalquivir. Situado en el Aljarafe, ash-Sharaf, corona de Sevilla, con su collar, el Guadalquivir, según los poetas musulmanes, al pie, estaban bordeadas sus riberas a fines del siglo XII, cuando se levantó Aznalfarache, «de quintas y de jardines, de viñedos y de álamos, que se suceden sin interrupción, con una continuidad que no se encuentra en ningún otro río». Ash-Shaqundî, asistió a las tertulias del califa al-Mansûr, constructor de Aznalfarache y no es aventurado suponer que estuvo en su alcázar. El mismo autor pondera la alegría que no faltaba nunca en el Guadalquivir, en el que se permitían los instrumentos musicales y el beber vino. Desde la cumbre del cerro se dominan también el campo de Tablada con sus huertas, a la derecha; Gelves, entre abundantes naranjales, y a la izquierda Santiponce, la Algaba y otros pueblos esparcidos por una dilatada llanura.
En lugar de tan óptimas condiciones naturales debió de haber algún poblado desde tiempos remotos. El Bayán de Ibn Idári afirma que, según Sálih b. Sayyid, el célebre monarca sevillano al-Mu'tamid 'ala Allah restauró Hisn al-Faraÿ -Castillo del Mirador- el año 472/1079-1080. Esta y las restantes fortalezas del rico Aljarafe fueron fuertemente combatidas en la primavera de 578/1182 por tropas cristianas de portugueses que asaltaron antes Sanlúcar de Barrameda para acabar retirándose por el camino de Niebla.
En su destierro de Agmát, al-Mu'tamid, colmado de nos­talgias, cantaba la belleza pretérita de sus suntuosos palacios sevillanos. Entre ellos no menciona a Hisn al-Faraÿ, pero sí a dos situados en la orilla derecha del Guadalquivir, Qasr az-Zâhir o Hisn az-Zâhir (Castillo brillante) y az-Zâhî. El primero, asentado frente a la alcazaba sevillana, tenía altas torres y perteneció a al-Mu'tadid. Az-Zâhî era un pequeño palacio elevado (al-Fath ibn Jaqán lo comparaba a la ciudadela de Alepo), construido por al-Mu'tamid, muy de su predilección, por dominarse desde él el Guadalquivir. En él acostumbraba a celebrar las fiestas íntimas.
Dominaba el edificio un salón llamado Sa’d al-su’ûd, nombre de reminiscencia astrológica. Al-Mu`tamid, en una de sus poesías del destierro alude a su qubba, es decir, a una estancia abovedada. Desde él el monarca arrojó al río a la cantora bereber que tuvo la audacia de elogiar a los almorávides. ¿Ocuparía az-Zâhî una parte del tal vez más vasto recinto del castillo az-Zâhir? Don Eduardo Saavedra afirmó que Hisn az-Zâhir estuvo en Aznalfarache, «así por su situación pintoresca al lado del río, como por su proximidad a la capital, comprobada por un pasaje de Ibn al-Abbár, quien al referir la marcha de la hueste de Ibn Qasi de Huelva por Niebla, Aznalcazar y Tejada a Sevilla, dice que, apoderados de Hisn az-Zâhir los rebeldes, divisaron desde allí la tropa de almorávides que contra ellos salía de Triana». Parece comprobar la identidad de asentamiento de Hisn az-Zâhir y Hisn al-Faraÿ, además de la noticia citada de Sálih b. Sayyid, el relato de la sublevación de Ismá'il, el hijo mayor de al-Mu`tamid y general de su ejército, en el año 455/1063, cuando el monarca estaba en el primero. Cumpliendo sus órdenes Ismá'il salió de Sevilla para apoderarse de la ciudad medio arruinada de Madinat al-Zahrá’. Después de dos jornadas de marcha regresó a Sevilla y, aprovechando la ausencia paterna, se apoderó de noche de la alcazaba y de los tesoros encerrados en ella, con los que, llevándose también a su madre y a las restantes mujeres del harén, marchó hacia Algeciras, después de hundir los barcos amarrados en la alcazaba para que no pudieran llevar la noticia de lo ocurrido a Hisn az- Zâhir.
Al estar este palacio y fortaleza de la orilla derecha del Guadalquivir algo apartado de Sevilla y de Triana, como demuestra el relato anterior, su natural lugar de asentamiento era en el cerro en que algo más tarde se levantó Aznalfarache. El testimonio de Idrisi acaba de asegurar la identidad de situación de Hisn az-Zâhir y Hisn al-Faraÿ, pues al describir la ruta marítima de Cádiz a Sevilla, menciona a Hisn az-Zâhir como la última estación antes de llegar a la última ciudad.
Probablemente estaría arruinado Hisn al-Faraÿ cuando el monarca almohade Abú Yusuf Ya'qúb al-Mansûr, durante su estancia en Sevilla el año 589/1193 mandó levantar la residencia de Hisn al-Faraÿ, atalaya en las afueras de Sevilla, en lo más alto del Aljarafe, con el propósito, dice el Bayán, de alojar en ella a los campeones del ÿihâd y de poner pavor en las almas de los enemigos del islam. Rápidamente se elevaron sus murallas, rodeando el amplio cerro de su asiento y un alcázar en su interior desde cuyos salones se gozaba de la vista de Sevilla y de gran extensión de terreno a su alrededor. Se señaló también lugar para casas. El mismo monarca la llamó Hisn al-Faraÿ (Castillo del Mirador) y vigilaba su construcción, impaciente por verla terminada.
El 8 de junio de 1195, recién llegado de la expedición en la que logró librar a Silves (en el Algarbe portugués) de la dominación cristiana, fue Ya'qûb al-Mansûr a caballo desde la Buhayra de bâb Yahwar a Hisn al-Faraÿ, cuyas obras no debían de estar concluidas.
En la al parecer suntuosa residencia descansó el vencedor de Alarcos de sus triunfantes campañas. Hay noticia de su estancia en ella en el año 592/1196. Entonces ordenó hacer norias bajo la fortaleza, a orillas del Guadalquivir.
Terminada su tercera campaña en la Península, al llegar a Sevilla el 1° de shawwál de 593/19 de agosto de 1197, se instaló al-Mansûr en su residencia recién terminada de Hisn al-Faraÿ para acabar de pasar el verano, en sitio de tan excelentes aires y dilatado horizonte. En ella celebró el soberano una famosa audiencia poética y presenció un desfile militar.
Breve fue la época de esplendor de Aznalfarache, cuyo vasto recinto serviría de refugio a los habitantes del rico y poblado Aljarafe en caso de alarma.
La Primera Crónica General relata cómo, al sitiar Fernando III Sevilla, conquistada en 1248, encargó a don Pelayo Correa, maestre de la orden de Uclés, es decir, de la de Santiago, establecido en la orilla derecha del Guadalquivir con doscientos ochenta caballeros entre freyres y seglares, combatir a los moros que guarnecían el castillo de «Eznalfarax» y a los del Alja­rafe. Conquistaron los cristianos Gelves y hubieron de sostener muchos combates con los defensores de la fortaleza, a cuya puerta llegaron en varias ocasiones. Rendida la ciudad, «Aznalfarag» se entregó también por «pleitesía».
En el Repartimiento de  Sevilla se cita el «castellar vieio de Aznalfarache» . Había en él casas, repartidas en esa ocasión, y su territorio estaba densamente poblado de olivares y figuerales. Una carrera, repetidamente mencionada, le unía a Sevilla.
Pasó más tarde Aznalfarache a la orden de San Juan de Jerusalén, dueña también de Lora del Río, Setefilla, Tocina y Vi­llanueva del Camino o del Rio. Luego volvió a la Corona.
El arzobispo de Sevilla don Gonzalo de Mena (1393-1401) fundó en el interior del ruinoso recinto un convento de la orden Tercera.
Una lámina de la obra Civitatis Orbis terrarum, reproduc­ción de un dibujo de Georgius Honsnaglius hecho en 1565, muestra el estado de la fortaleza por entonces. Aún se veían buena parte de los lienzos de muros y abundantes torres de la larga línea de la cerca coronando el elevado escarpe sobre el Guadalquivir. Y hacia el centro del recinto trozos de altos mu­ros también ruinosos. En su interior, al norte, en la parte más próxima a Sevilla, se percibe un campanario y una amplia nave cubierta, el templo sin duda de la orden Tercera.
En el siglo XVII el analista Ortiz de Zúñiga describe a San Juan de Aznalfarache, «ya todo reducido a ruinas y la población puesta en lo baxo, quedan de dentro de las rotas murallas sólo esta iglesia y el convento que en ella fundaron los Terceros, que ha tenido varias mudanzas».
Durante los siglos XVI y XVII, varios autores sevillanos aluden a San Juan de Aznalfarache en su intento de localizar el Oppidum de Osset, llamado Iulia Constantia, que cita Plinio frente a Hispalis (Sevilla), incendiado por Leovigildo en el año 583, con motivo de sus luchas con su hijo Hermenegildo. Francisco de Rojas y otros afirmaron que las ruinas de Aznalfarache habrán pertenecido al poblado romano Osset. Ambrosio de Morales, contradiciéndoles, escribió con más acierto, “ser manifiestamente población y fábrica de Moros sin rastro ninguno de Romanos”. Rodrigo Caro y el P. José del Hierro sitúan a  Osset en el cerro de Chaboya o Chamoya, al norte y muy cerca de San Juan de Aznalfarache, en donde dicen se veían sus ruinas, cerro comunicado con el que ocupaba la fortaleza islámica por un puente cuyos estribos aún permanecían en el siglo XVII.
Hasta fecha reciente se conservaban aún bastante firmes gran parte de las torres y muros situados sobre el Guadalquivir, en lo alto de un elevado derrumbadero de fuerte pendiente, gracias a haberse construido empotrados en el cerro, frenteando su parte superior, tallada. Toda la fábrica es de tapiería de argamasa, aparentes los mechinales de los tableros que sirvieron para su construcción. Las torres son rectangulares, próximas y de poco saliente. Antes de que su destrucción o renovación sea mayor, merecen estas ruinas un detenido estudio que las incorpore a la historiografía arquitectónica almohade andalusí.

jueves, 27 de febrero de 2020

Viva Andalucía Viva!!!


Leyenda de amor de Itimad y Al Mutamid. Historia de los últimos reyes de Sevilla:


Cuenta la leyenda, que así es como ocurrió…

Érase la época del rey taifa de Sevilla Al Mutamid, quien reinó de 1069 a 1090. El rey poeta, el rey culto al que todos los sevillanos querían, se iba a enamorar de una esclava.
Paseaban una tarde el rey Al Mutamid y su gran amigo y mano derecha, Aben Amar. Contemplaba el rey la belleza del río impresionado por el aspecto que le imprimía el viento. Se sintió inspirado y recitó unos versos con la intención de que Aben Amar los continuara:
«La brisa convierte al río
en una cota de malla.»
Continuaron su paseo mientras Aben Amar trataba de responder con otros versos, pero su mente estaba en blanco y las palabras eran incapaces de salir de su boca. Al Mutamid insistió volviendo a repetir la misma frase:
«La brisa convierte al río
en una cota de malla.»
En ese instante escucharon una voz femenina que venía de sus espaldas y que respondía con presteza y elocuencia a las palabras del rey taifa:
«Mejor cota no se halla
como la congele el frío.»
Al Mutamid se quedó sorprendido y sintió un auténtico flechazo por esa chiquilla que marchaba descalza acompañando a su burro. Le ordenó a Aben Amar que la siguiera, que la encontrara y que la trajera a palacio para tomarla como esposa.
Aben Amar la siguió y descubrió que esta bella joven se llamaba Itimad, aunque tenía el sobrenombre de Romaiquía porque era la esclava de un hacedor de tejas de Triana llamado Romaiq.
Aben Amar negoció la compra de Itimad con Romaiq pero este se la regaló al rey aduciendo que era una chica perezosa y soñadora y no hacía bien su trabajo.
Tras llegar a palacio, Itimad cayó enamorada de Al Mutamid del mismo modo en que éste se enamoró de ella. Fue un amor desmedido, romántico y apasionado. Ambos compartían el gusto por la poesía y las letras y Al Mutamid no tomó a ninguna otra esposa, aun permitiéndoselo su religión.
Era también conocido lo complaciente que era el rey con Itimad. Cuenta la leyenda que un día él encontró llorando a su esposa y al preguntarle qué le pasaba esta contestó que echaba mucho de menos el tacto del barro que usaba para hacer las tejas en el taller de Romaiq.
El rey no se lo pensó dos veces y, a la mañana siguiente, llenó uno de los patios de su palacio musulmán con una gran cantidad de barro y una mezcla de especias (almizcle, clavo, etc.) que le daban un olor irresistible. Itimad pasó todo el día jugando con sus sirvientas y riendo como una niña.
Pero, como ocurre siempre, lo bueno se acaba. El fin del reinado de Al Mutamid tuvo lugar cuando, sintiéndose amenazado por la expansión del Alfonso VI de León, pide ayuda a los almorávides, quienes no sólo combatirían a los cristianos sino que irían conquistando los distintos reinos taifas.
El emir Yusuf gobernó en las ciudades de Al Andalus y desterró a Al Mutamid y a su esposa Itimad a Agmat en las inmediaciones de Marrakech.
Dice también la memoria popular que mientras navegaban el río Guadalquivir, Al Mutamid e Itimad eran despedidos entre lágrimas por los sevillanos.
En su destierro vivieron en la pobreza a la que la Romaiquía estuvo acostumbrada en su juventud, pero la llama de su amor nunca se apagó. Las tumbas de ambos y de uno de sus hijos se encuentran en Agmat, donde su historia ha sobrevivido al paso de los siglos.

miércoles, 15 de enero de 2020

El Circo del Sol en Sevilla con el espectáculo KOOZA, del 15 enero 2020 - 8 marzo 2020

Un homenaje al circo tradicional

De regreso a los orígenes, KOOZA combina arte y acrobacias de payasos al tiempo que explora el miedo, la identidad, el reconocimiento y el poder. El viaje del inocente lo lleva a encontrarse con personajes cómicos de un mundo electrizante lleno de sorpresas, aventuras, audacia y total participación.


Sevilla, España
Charco de la Pava
15 enero 2020 - 8 marzo 2020